martes, diciembre 29, 2009

El baile de las enanas


Este sacó regalo en el museo de bellas artes, pero no lo fuí a buscar.
kacho, Luli, Jaime y Nadiela sí.




Cuando se crece se acaba la fiesta. No es nuestro caso. Bailamos siempre la melodía desafinada del piano tocado por los de arriba y por muy fuerte que zapateamos nadie nos escucha por estar tan abajo. Si algunos dicen que bailar con la fea es difícil es porque no han bailado con nosotras, y no han sostenido con el alma el desapego emocional de la Chica cuando cae resbalada por su propio llanto como una suerte de semilla que nunca florecerá.
Somos baile en una fiesta ajena y entretención en un salón desconocido, pero a pesar de eso, nos destacamos por nuestra templanza al bailar producto de la abrumadora forma de mover las caderas cuando nadie quiere moverlas. Estamos acostumbradas a movernos más de la cuenta.
Nos dejamos guiar por una mano varonil y nos adentramos en la pista inexpertamente, para dejar las penas de ayer y emborrachar las de mañana, para que duela más la resaca que la tristeza.
Cuento las estrellas de tu traje mientras apoyo mis pensamientos en tu abdomen firme, dejemos la poesía para el día - póngale más vino a mi copa que ya se me acabó - y abrázame fuerte amor, recoge tu cuerpo y tómame con furia, sigamos bailando felices; pero de mala gana.