lunes, abril 20, 2009

The Temucan Hero


Cuento escrito exclusivamente para el concurso ‘Historias de la Araucanía” del Diario Austral. Sacó el 3er Lugar y me gané un DVD. Un premio muy a lo Don Francisco. Pero esta muy bien, demasiado. Nunca me había ganado algo en cuanto a concursos de literatura, salvo una mención honrosa como excepción por ahí. El cuento no me gusta mucho. Pero quise ser relativamente concursante y extremadamente original. Al parecer funcionó, el jurado dijo que era un texto rupturista. Ahora vienen un par de reuniones con el jurado, la publicación el domingo y la premiación. Quiero ver la ilustración adjunta con el texto en el diario.

link noticia Austral.

“The Temucan Hero”

26 de Mayo. 2009

“Reaparece el joven que vuela en las cercanías de la Torre Caupolicán proclamaba el único diario regional de la ciudad en la vitrina del único negocio de la esquina de mi liceo -Temuco es un villorrio-, pienso al recordar las palabras de mi profesor de historia hoy en la mañana.

Más abajo, en una tipografía más pequeña: “Incendio en instituto Teletón se extingue misteriosamente: 0 heridos”. Al leer la portada completa del Diario, decido ocupar los 250 pesos para comprarlo y dejar de lado (por esta vez) la tradición del pan con lisa después de clases y transgredir las normas de conservación mi abuelo, qué es un ferviente guardián de ellas – las tradiciones nunca se dejan, nunca -suele repetir a menudo mientras toma Jack Daniels y compra ropa de marca. Pero bueno, la inconsecuencia de los abuelos es producto del flirteo constante con el libre mercado y la contemporaneidad (palabras del profesor de historia nuevamente).

Leo los reportajes súper rápido (si tuviera un cronómetro se sorprenderían) y cierro el diario. Me indigna la idea de que no se tomen ambas noticias como un mismo hecho. Es bastante lógico; un joven que vuela apagó el incendio. Una suerte de héroe anónimo que vela por la integridad de Temuco. Estoy bastante seguro que en ciudad gótica no se cuestionaban tanto por las primeras apariciones de Batman.

El flirteo con la vendedora del diario, el enojo por la poca elocuencia del Periodista, el hambre en mi estómago, la pileta y la sala de arte de la plaza. Todo ocurrió en pocos segundos, casi simultáneamente y sin previa observación, estoy en medio de la plaza Aníbal Pinto, frente a un guerrero araucano de mármol y bajo su lanza amenazante.

La Plaza Aníbal Pinto en otoño, parece un cuadro de Claudio Gay, donde a pesar de lo opaco del ambiente; los vestidos de las gitanas, las mantas de los abuelitos y los jumpers cortos de las niñas, le dan una variedad poli cromática destellante. No obstante conserva, de cierta forma, la tristeza del color café y la fragilidad de un cuadro en la pared. En otoño Temuco es poesía, pero opaca.

Lo próximo fueron las calles colapsadas del centro, los semáforos que hablan, las vitrinas aburguesadas y el “Parche curita a 100”No gracias, nunca me lastimo - digo. El señor me mira con extrañeza y ofrece su producto insistentemente a una atractiva madre de no más de 25 años.

Llego a la esquina, la tienda de comida rápida del payaso esta llena de liceanos, en su mayoría Pokemones. La nueva pandemia urbana y Bulnes es el foco de contagio.

No logré a hilar ningún insulto hacia sus peinados cuando una explosión quiebra el apacible taco vehicular de esta esquina de la ciudad y de la misma forma rompe mi monologo. Una espesa nube de humo y gritos escalofriantes bañan las calles, en segundos, el centro comercial se vuelve un caos. Se aclara la nebulosa de forma débil y se vislumbra la realidad en su nueva naturaleza. Gente corriendo abromada, la confusión mezclada con el miedo es una constante. Manuel Bulnes y Diego Portales nunca estuvieron tan desarmados, ni cuando eran infantes.

“Buenas Tardes, Gran Temuco. Novena región de la Araucanía”. Se oyó claro en los oídos de los presentes. Esto aumentó aún más la confusión, se ve en las miradas perdidas de la multitud. Me dirijo al lugar de la misteriosa voz.

La entrada del mercado esta custodiada por tipos gigantes encapuchados con chalecos antibalas y curiosamente, vistiendo una corbata blanca y ropa elegante. “me presento, soy EL CONSEJAL, un viajero sin rumbo, y por afán del destino llegué a Temuco y me llevaré todas las riquezas de esta parte del país.” Llego con mi mirada a donde proviene la voz. En el techo del mercado hay un tipo hablando con un megáfono de forma fluida y con una actitud bastante arrogante. Cierro los ojos un momento, y siento mi sangre araucana hervir. Pienso en la figura de mis antepasados, recobro el valor originario. Esto no es sólo un incendio, es una real amenaza; el cabrón se ve profesional.

Inclino mis rodillas mientras aprieto con fuerza mis puños, siento mi sangre hervida en su estado máximo, apunto de evaporarse en furia. Salto al techo, dónde el enemigo. En el aire grito exaltado: “¡Newen Mapuche, Siente mi venganza!.”

- No, no compadre no puedo leer más tu novela. No me gustó. Para nada, creo que esto no es lo tuyo, me encantó los reportajes que escribiste sobre bandas emergentes en la Rolling Stone y confió en tu talento, en serio, pero la ciencia ficción no es lo tuyo. Además Chile no esta preparado para algo así. Menos Temuco.

Dijo mi editor apagando su cigarrillo en el cenicero de greda sobre su escritorio.

- Pero sigue leyendo la historia se pone interesante, es un súper héroe adolescente que para reactivar sus poderes ancestrales debe tomar de la mítica “Agua de Temu” – noto su expresión de extrañeza, así que agrego - un néctar con propiedades milagrosas. Además mas adelante sufre muchas fracturas con un enemigo armado, por lo que su abuelo lo reconstruye con piezas de metal, era herrero. Así que la historia de pone Cyberpunk, porque los enemigos son cada vez más sádicos. La literatura fantástica la esta rompiendo hoy en día, ergo, sería un hit de ventas. Al nivel de Harry Potter y el Crepúsculo.

Inclinándose para atrás con su silla y sacando un nuevo cigarrillo de su cajetilla y sin cambiar su expresión de desagrado, Osorio se disponía a leer de mala gana mis impresos.